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Cómo Vivir Una Maternidad Positiva

Les comparto un artículo publicado por Revista Más Vida en su edición de mayo 2015

La maternidad es una tarea bellísima, aunque todas las espinas poseen sus rosas. Quien no se ha sentido desbordaba, preocupada, fuera del camino, culpable, indecisa. Es por eso que en este mes tan especial para todas las mamás, quiero compartirles unos lineamientos que van a ayudarlas a transitar junto a sus hijos un increíble camino positivo.

La ciencia del bienestar también viene al rescate en cuanto a maternidad y paternidad positiva se refieren y comparten con nosotros las últimas investigaciones que nos guían hacia una vida más satisfactoria y profunda.

Como madres no se pueden olvidar de potenciar la autonomía e independencia de los chicos, a medida de que van creciendo, los hijos necesitan sentirse capaces de manejarse a sí mismos. Si logras brindarles una saludable autonomía, los estás ayudando para que en el futuro sean adultos que sepan manejar adecuadamente el estrés así como también los ayudas a potenciar su interés por los estudios y el disfrute.

No temas utilizar tus fortalezas personales, esas habilidades que te caracterizan y te ayudan a destacarte, ya sea tu buen humor, tu curiosidad, tu creatividad,  tu liderazgo, tu optimismo, esperanza, aprecio por la belleza, tu pasión y entusiasmo, tu gratitud, lo que sea que te distingue, utilízalo con tu hijo e invítalo a descubrir cuáles son sus dones.

Todos tenemos un aspecto que se destaca en nosotros y es el que más debemos potenciar, recuerda que “todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es tonto”. Si tu hijo se destaca en el dibujo, que trabaje aún más en eso, si ves que es alguien que puede sentir empatía, que profundice en esa habilidad. El espacio de mayor crecimiento se encuentra en nuestras fortalezas y si le enseñas esto a tu hijo, estarás logrando que sea más feliz y más productivo.

No lo cargues con tus miedos, bríndale certezas y seguridad. Si a un niño constantemente le estamos mostrando el lado negativo de las cosas o le dices que tenga cuidado con todo, este accionar es caldo de cultivo para la ansiedad y el pesimismo. Recuerda que para contagiar optimismo a tu hijo, debes potenciar y practicar tu propio optimismo.

Escuchar a tu hijo genera un vínculo invaluable, ¿qué es lo que lo entusiasma, cuáles son sus metas, que sueña de su vida? Mostrar interés por él o ella hará que se sientan más unidos.

Ayúdalo a que vea los errores como experiencias de aprendizaje, que no se castigue desmedidamente ni lo perciba como una catástrofe. Permítele que pueda experimentar sus metas en sus propios términos.

A la hora de reprenderlo, recuerda siempre llamar la atención sobre la conducta y no sobre tu hijo, ha hecho una cosa mala, pero no quiere decir que él sea malo. Cuidar nuestras palabras y nuestro tono puede hacer la diferencia, la disciplina es necesaria sin lugar a dudas, pero desde un lugar de respeto y cuidado ante las frágiles emociones de un niño.

Observar a tu hijo y entender que se siente triste o enojado y es por eso que se está comportando de una mala manera, te hace sentir más empatía y menos irritabilidad incluso ante los peores berrinches.

Tal vez lo que tu niño esté necesitando es ser escuchado, comprendido o respetado, a veces también el comportarse mal es una manera que los chicos tienen de probar cuánto los queremos realmente, si los amamos en sus peores momentos entonces los amamos de verdad. Incluso este comportamiento complejo lo podemos observar en terapia, con consultantes que complican el vínculo esperando en realidad una devolución amorosa de nuestra parte y que no nos comportemos como su profecía negativa les dice que nos comportaremos, abandonándolos o enojándonos.

Si un niño tiene problemas de conducta, los enfoques más amorosos suelen tener efectos beneficiosos a largo plazo. Tratar de mantener la calma, abrazar al chico, explicarle calmadamente por qué no queremos que hagan determinadas cosas, será un enfoque más saludable que un grito desgarrador de nuestra parte. Lo entiendo, no siempre vamos a poder reaccionar de esta manera ideal, tampoco te culpes si alguna vez se te escapa un grito, el asunto es que intentes aplicarlo y practicarlo hasta que se convierta en tu manera natural de reaccionar.

Los niños quieren, necesitan y merecen tu amor incondicional. Al conocerlos, conectarte con sus deseos y necesidades puedes leerlos de una manera exquisita que hará que tu lazo de amor crezca exponencialmente, así como tu felicidad de ser mamá.

Brindar a los chicos seguridad, rutinas y lineamientos de comportamiento, hace que ellos se sientan más seguros y puedan desarrollar sus habilidades. Ayudarlos a hacerse cargo, a ser responsables, también es parte fundamental de una educación positiva. Y hacerse cargo no solamente de tareas y órdenes, sino también de sus acciones para enseñarles a convertirse en adultos responsables de su propia vida, adultos que comprendan que sus actos tienen consecuencias y deben ser cuidadosos y concientes acerca de las mismas.

Dentro de los marcos que consideres positivos, tú le permitirás a tu hijo explorar, tomar decisiones, conocer obligaciones, pero también le brindarás un lugar a sus derechos. Nada bueno surge de posiciones extremas, no puedes dejar que tu hijo viva absolutamente en libertinaje y sin límites porque tendrás un adulto pobre en el amplio sentido de la palabra, pero la rigidez excesiva limitará sus posibilidades de desarrollo, seguridad y autonomía. El suave equilibrio entre disciplina y amor, límites y comprensión, exigencia y derechos harán que esta aventura que ambos emprenden juntos sea una aventura inolvidable y emocionante.

Eres humana, no seas tan dura contigo misma en este proceso. Tu familia quiere una madre feliz, así que hazte tiempo para que esto se convierta en una realidad. Cuando te sientas desbordaba, tómate un momento para respirar, para calmarte y ver las situaciones desde una perspectiva más relajada.

Recuerda mimarte, mamá necesita tiempo para distraerse, ir a la peluquería o disfrutar con amigas, cuídate a ti misma como cuidarías a tu mejor amiga, ¿de qué te estás privando? Tal vez necesites darte una pausa y disfrutar de tu propia presencia. Amarte a ti misma y darte tus tiempos no te convierte en una madre egoísta.

Recuerda, para disfrutar de una maternidad positiva estos ingredientes jugarán a tu favor: aceptación, amor incondicional, actitud positiva, tu presencia, tu respeto, responsabilidades y amorosa disciplina.

Mamá, queremos verte feliz.

 

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Tópicos :
maternidad positiva bienestar felicidad hijos padres
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