¿Por qué no te escuchas?

Cuando llega el momento de la verdad, cuando es hora de hacer caso a tu propio conocimiento, a tus preciosas teorías, es cuando todo falla.

Es más sencillo ver los defectos de los demás que los propios. Incluso a veces te disgustan determinadas características de los otros, ya que inconcientemente identificas en los demás lo que aborreces de ti mismo, lo que puede conducir a detestar o adorar a alguien en unos pocos minutos de conocerlo.

Hay una resistencia de tu parte a reconocer que algo está mal, no quieres sucumbir a la debilidad y tiendes a tapar con un dedo lo que es tan obvio. Cuando tienes un problema puedes ser el último en reconocerlo.

O por el contrario, tienes muy en claro lo que te ocurre, pero no eres capaz de seguir tus propios consejos.

¿Por qué escoges no escucharte? Muchas veces, a pesar de tener el conocimiento, te es difícil aplicarlo. Tienes que aprender a hacerte cargo de lo que te sucede, sentir la humildad suficiente para reconocer cuando algo no está bien en tu vida. No eres omnipotentes y no tiene nada de malo pedir ayuda.

Cuando se trata de la salud tanto física como mental las personas tienden a minimizar lo que ocurre y genera mucha resistencia acudir a un profesional, primero porque se tiene que reconocer que algo no está tan bien como pensábamos y segundo, las personas tienen una serie de fantasías con respecto a la terapia o a la consulta médica.

Lo irónico del asunto, es que comienzas a escucharte cuando alguien de afuera te dice que debes hacerlo, contemplas cuidadosamente tu vida y aprecias lo que tienes cuando alguien te da un empujón. Muchas veces necesitas de un otro que te diga exactamente lo que ya sabes.

Te invito a que te escuches más y que también puedas seguir tus propios consejos, explota al máximo ese conocimiento ganado cada día, puedes ser tu propio maestro si tan sólo te lo permitis. Aprende a escuchar a tu voz interior, después de todo es la que en verdad sabe qué es lo mejor para cada uno.

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