La detección del TDA en adultos

En 1980, se nombra por primera vez el Trastorno por Déficit de Atención en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-III). Desde entonces, se han desarrollado infinidad de estudios, sin embargo, al ser un trastorno que afecta el desarrollo del individuo se han centrado en la infancia. En los últimos años, las maestrías en psicología han estudiado más a profundidad el TDA en adultos, sus síntomas y posibles tratamientos.

¿Cómo se presenta el trastorno por déficit de atención en adultos?

El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad es un desorden crónico del neurodesarrollo cuyos primeros síntomas se pueden presentar en la niñez. Este, según el estudio de José Martínez-Raga, doctor en psiquiatría y psicología médica de la Universidad de Valencia en España, persiste entre un 40 a 60% de pacientes hasta su adultez. Aun así, hay muchos individuos que no son diagnosticados en su infancia.

Asimismo, se presenta un alto nivel de infradiagnóstico en el género femenino. Según la mayoría de expertos, esto se debe al estudio de la salud desde una perspectiva androcéntrica, relacionando síntomas a otras enfermedades tales como la depresión, ansiedad u otros problemas psicológicos pasando por alto la posibilidad de un trastorno por déficit de atención.

Sin embargo, la existencia de más de un problema psicológico en adultos con déficit de atención es común. Martínez-Raga afirma que el 80% de pacientes conviven con al menos un trastorno más. Los más comunes son aquellos asociados a la depresión, la ansiedad y trastornos bipolares.

Así, diagnosticar a un adulto con TDA se complica puesto que los síntomas propios de la enfermedad se pueden ver solapados en otros problemas psicológicos. También las primeras señales que se identifican en la niñez con la enfermedad suelen ser la hiperactividad y la impulsividad, síntomas que en los adultos suelen disminuir mientras que aumenta la desorganización y la dificultad a la hora de tomar decisiones, contrario a la impulsividad asociada a los niños.

A medida que se crece, las exigencias cambian. En el caso de la infancia, la hiperactividad y la falta de atención representan signos de alarma puesto que el sistema educativo tradicional requiere de concentración y seguimiento de normas. Por su parte, los adultos con el trastorno comúnmente son olvidadizos y puede que encuentren problemas para organizar y terminar su trabajo a tiempo, igualmente, presentan cambios de humor abruptos o irritabilidad, lo cual genera dificultades en sus relaciones interpersonales.

Adicional a los fármacos, la terapia cognitivo conductual y la educación psicológica han demostrado ser particularmente efectivos para tratar a los adultos con esta condición. Ambas ayudan a comprender el desorden y crear mecanismos saludables para lidiar con los síntomas.

Con el avance de los estudios, se han encontrado métodos más certeros para diagnosticar y ayudar a pacientes con la enfermedad. En 2013, se publicó la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) el cual cuenta con una sección dedicada a los síntomas de TDA en adultos, sin embargo, se debe recordar que no todos los pacientes presentan el trastorno de la misma manera, este es simplemente un guía de signos de alarma.

Una identificación adecuada junto con el tratamiento personalizado es muy importante para que el déficit de atención no afecte la vida diaria del paciente, por lo tanto, se espera que la evolución de los estudios permitirá que se reconozca la existencia de TDA en adultos disminuyendo el infradiagnóstico y la subsecuente falta de atención psicológica.

La información también permitirá que los familiares y el círculo cercano reconozcan los síntomas y contribuyan al tratamiento, de modo que es fundamental continuar divulgando y creando conciencia de la existencia del trastorno por déficit de atención en todos los rangos de edad.