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Ansiedades de la mudanza

Cambiar de dirección implica mucho más que el traslado de mobiliario y artículos. Aquí, cómo sobrevivir al torbellino bajando al mínimo los niveles de caos y estrés.

GABRIELA VAZ

Buscar una nueva casa. Encontrarla. Respirar hondo y empezar, entonces, a despedir al viejo hogar. A deshacerlo. Separar, organizar. Tirar lo que no sirve. Encontrarse con objetos que se creían perdidos o que ni siquiera se recordaba poseer. Revolver recuerdos. Romper. Empaquetar. Llamar fleteros, averiguar precios, contratar servicios. Pagar. Encontrar dónde colocar a los niños y las mascotas mientras tanto. Intentar no trasladarles la ansiedad. Conocer el nuevo entorno, calcular las nuevas distancias, recordar los nuevos horarios, comenzar las nuevas rutinas. Reconocer como propias las paredes que ahora son parte del nuevo hogar.

No hay dudas: una mudanza no es un evento más. Es fácil entender por qué, según estudios internacionales, ocupa el tercer lugar en la clasificación de factores que causan más estrés, detrás del duelo y el despido. Y si bien no es lo mismo mudarse a disgusto o por razones de fuerza mayor -como una separación o un desalojo, lo que suma factores de tensión- que el hecho de que se trate de una decisión voluntaria y que será para mejor, siempre implica una ruptura con algo a lo que estábamos habituados. Tal como explica la psicóloga Mariana Alvez, "mudarse puede ser muy estresante debido a que somos criaturas de costumbre. Al cambiar nuestro entorno y hábitos en algún punto perdemos el control de nuestro status quo.

Incluso podemos sentir síntomas como vómitos, colitis, dolores de espalda y cuello y mucha irritabilidad si la mudanza tiene estresores agregados, como pueden ser el tema económico, el apurarse a conseguir otra propiedad o si hay niños en la familia".

También ayudan a alimentar el estrés esos pequeños factores que a primera vista no se tienen en cuenta, como los trámites de cambio de dirección para facturas o el hecho de perder o romper enseres básicos en el caos del traslado.

Pero no todo es vaso medio vacío. Existen maneras de afrontar esta instancia con entusiasmo y reduciendo al máximo los niveles de ansiedad. Aquí, algunos tips.

ORDEN Y DIVERSIÓN. Los uruguayos se mudan un promedio de tres veces a lo largo de su vida, según una encuesta de Factum del año 2000, uno de los contados estudios realizados sobre el tema. Esto significa que probablemente usted, lector, llegue a residir en cuatro hogares diferentes.

Frente a un escenario de mudanza inminente, los expertos recomiendan, en primer lugar, darse tiempo. Esto significa por ejemplo pedir días libres en el trabajo, ya que lo ideal es no improvisar. "La planificación es nuestra aliada", señala Alvez, a la vez que aconseja: "No dejemos el embalaje para último momento".

Es que delinear un cronograma de trabajo ayuda a sentir que se tiene la situación bajo control. Y esto incluye tener claro qué servicios se contratarán. Además de llamar a empresas o particulares que cuenten con camiones para estos fines, así como solicitar la ayuda de peones para cargar muebles y artículos, existen alternativas para aquellos que desean alivianar el trabajo al máximo posible. En otras palabras: tercerizar el embalaje y desembalaje de todo el hogar.

Si bien existen un par de grandes empresas de mudanzas que contemplan esta chance entre sus servicios, también se da con improntas más personales. Tal es el caso de Packing House, un proyecto de Rocío Barbosa y María Noel Díaz, quienes se ocupan de esa parte de la mudanza que suele resultar más engorrosa: embalar -en cajas señalizadas, con materiales especiales que cuidan el contenido- todo lo de la casa que se deja para luego desempacarlo y ordenarlo en el nuevo hogar.

"Entramos a la casa y la gente deja todo, desde la ropa interior hasta la vajilla, en nuestras manos. Solo pedimos siempre que antes se lleven las cosas de valor, ya sean joyas, documentos, etcétera y también que si tienen que deshacerse de algo, cosas para tirar o para donar, lo hagan antes de que ingresemos", explica Rocío.

Como colocan todo en cajas, evitan el problema de cargar con decenas de bolsitas y cajitas, o el clásico recurso de envolver artículos en sábanas. Las cajas quedan etiquetadas con el contenido, lo que ayuda luego a la empresa de mudanzas para saber cómo tratarlas y en qué habitación colocarlas al llegar al nuevo destino.

El presupuesto se calcula en base a horas de trabajo y materiales utilizados; en otras palabras, depende de la cantidad de artículos a embalar, algo que Rocío y María Noel estiman en una primera visita al hogar. El tamaño de la vivienda a veces no cambia tanto. "Hay gente que nos dice: `Vivo en un apartamento de 50 metros cuadrados, es chico`; pero en 50 metros cuadrados puede entrar de todo. Siempre depende". En general, se manejan en un rango que puede ir de $ 6.000 a $ 14.000. A su vez, varía si el cliente contrata solo el servicio de embalaje, o también el de desempaque, que evita al instante la carrera de obstáculos en la que suele convertirse una casa recién armada.

La característica compartida de la mayoría de los clientes de Packing House no es, como podría creerse, un buen poder adquisitivo, sino la falta de tiempo. "En general es gente que trabaja mucho, personas mayores enfermas, mamás embarazadas o familias con niños", comenta María Noel, quien además confirma que lo más frecuente es que las personas en tránsito estén bajo altos niveles de estrés y cansancio.

Cuando una solución de este tipo queda descartada por motivos económicos, siempre se puede apelar a amigos que más allá de colaborar con el trabajo físico, puedan convertir la experiencia en algo más ameno. Compartir el momento es beneficioso. "Si alguien nos puede dar una mano, mucho mejor. Además, si invitamos a amigos para que nos ayuden incluso hasta puede ser más divertida la mudanza, y ya es bien conocido el espectacular beneficio del buen humor y las risas, que nos ayudarán a calmarnos y a disfrutar del proceso", afirma la psicóloga Alvez.

HOGAR, DULCE HOGAR. Acostumbrarse a la nueva casa al punto de volver a sentirse en un verdadero hogar demora, según estudios, un mes como mínimo. El proceso dependerá de cada personalidad. Algunos eligen estructurar las habitaciones del mismo modo que en la casa anterior para encontrar alguna familiaridad. Otros, en cambio, optan por cambiar todo completamente, incluyendo la decoración y disposición del mobiliario, para respirar un aire de renovación total.

No está de más dar una vuelta por el nuevo barrio y presentarse a los vecinos, algo que siempre cae bien y que ayudará a sentirse integrado más rápidamente. "Mudarse es una excelente oportunidad de comenzar de nuevo, podemos conocer nuevos amigos, nuevos vecinos, vamos a vivir nuevas experiencias. Si lo tomamos como un juego, una aventura, vamos a poder estar más tranquilos y entusiasmados", señala la terapeuta Alvez.

Y concluye que, para combatir el estrés lo primero es tener una buena actitud hacia la mudanza. "Llenarnos de esperanza y expectativa por lo nuevo que nos espera. Quizás nos mudamos muy lejos de nuestro querido barrio, o tenemos que dejar de lado a nuestros vecinos, pero si hemos decidido mudarnos fue por una razón así que intentemos encontrarle sentido y quedémonos con lo bueno. Debemos adaptarnos y aceptar nuestro nuevo hogar".

"LA GENTE PIENSA QUE ES MÁS SENCILLO"

"La gente se piensa que es mucho más sencillo. No es raro que te digan: `Yo no tengo nada, son cuatro cosas`, ¡y siempre hay cosas!", se ríe María Noel Díaz, de Packing House. Y es que muchas veces, antes de comenzar, las personas minimizan la mudanza, lo que suele ser el primer paso para luego sentirse superados por la situación. Lo mejor es delinear una planificación realista.

"QUE SUCEDE CON LOS NIÑOS"

"Los niños pueden sentirse desplazados al no estar bien informados de la mudanza y no controlar hacia dónde van. Sienten incertidumbre, tristeza de perder su grupo de amigos o dejar de asistir a la escuela de siempre", dice la psicóloga Mariana Alvez sobre los más chicos, propensos a sentirse angustiados en una mudanza. Rocío y Noel, de Packing House, aconsejan que, de ser posible, los pequeños no estén presentes durante el evento, pero sí tengan claro que sus cosas llegarán seguras al nuevo hogar.

LAS CIFRAS

$ 900

Es el precio promedio por hora que cobran las empresas por el flete más dos peones, para una casa "mediana".

$ 6000

De $ 6.000 a $ 14.000 es el rango medio que maneja la empresa Packing House por su servicio de embalaje y desembalaje.

3,7

Es la cantidad de veces promedio que se mudan los uruguayos a lo largo de su vida, según una encuesta de Factum.

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Tópicos :
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