Al principio, todo era romance. A Mario (37) le gustaba ver la foto de Pía (35), saber que estaba "en línea", "escribiendo", que le mandaba fotos... Sí, romance y más. Mario esperaba cada mensaje por Whatsapp como cuando de adolescente esperaba una llamada telefónica. Luego todo se desvirtuó. Ella está en línea, pero ¿por qué no contesta?, ¿por qué su "última vez" fue a las 2.54 AM?, ¿con quién más chatea?, hace hora y media que le mandé un mensaje, salió el "doble tick azul" (indicador de que el envío fue leído) y no me responde, ¿qué le pasa? Para la pareja de Mario y Pía, este servicio de mensajería instantánea pasó a ser una tortura.
"En algunos cuadros clínicos, paranoias u obsesiones graves, esta variable tecnológica puede ser feroz. Es la ilusión de controlar a la otra persona desde que se conectó", señala el psicólogo Jorge Bafico. Desde ya, no se trata de culpar a la tecnología, ni inocente ni culpable, ni ángel ni demonio. El tema es que en las manos equivocadas —alguien muy celoso, sin llegar a extremos patológicos— nada bueno puede surgir en esta era de estados online permanentes.
"Las investigaciones arrojan que existen muchas separaciones y malos entendidos gracias a las redes sociales", señala la psicóloga Mariana Alvez Guerra, que recuerda la "gran movida" que hubo luego de que Whatsapp impusiera en noviembre pasado el doble tick azul. "Es un gran mecanismo de control, permite saber si estás conectado o no, si leés el mensaje o no. En realidad quien no tiene nada que ocultar no tiene nada de qué preocuparse, pero sabemos que las redes sociales son caldo de cultivo para el coqueteo y las infidelidades. Este doble tick azul se convirtió en la pesadilla de muchos y sin dudas va a alimentar los celos o las malas interpretaciones de quienes son un tanto paranoicos con sus parejas", agrega.
A tal punto llegaron las protestas de los usuarios de Whatsapp, que este servicio debió implementar un sistema para brindar la posibilidad, a quienes lo desean, de eliminar esta novedad.
Claro que, para una mente muy celosa, como la de Mario, no hay conformidad posible: ¿lo leyó o no?
Son muchas las ventajas de Whatsapp, Facebook o aplicaciones enfocadas en el "levante" como Tinder o Badoo. Según señala la psicóloga y sexóloga Rosana Pombo, directora del Centro Médico Sexológico Plenus, las personas inhibidas, tímidas o fóbicas prefieren estos recursos para relacionarse socialmente: se evitan silencios incómodos, se direcciona mejor la conversación y hasta uno se puede tomar el tiempo necesario para escribir una mejor respuesta. Claro que, según subrayan todos los especialistas, aún nada sustituye un buen vínculo cara a cara.
Cuando en Plenus hay parejas que consultan por motivos de infidelidad, en la mayoría de los casos las redes están involucradas, señala Pombo. Esto sigue una tendencia que se está extendiendo en todo el mundo. También aquí están recibiendo más consultas sobre las aplicaciones existentes para conseguir pareja, como Tinder (más "selectiva" quizá, ya que requiere sí o sí tener un smartphone), Badoo (la más popular), Grindr (destinada al público gay), Miumeet, Meetic o Social Flirt. Pombo indica que la popularidad de estas apps responde a la necesidad "de conseguir pareja ya sea para sexo ocasional o para una relación estable", en personas solas, cuyos amigos están todos casados, sin nadie con quien salir a boliches, con hijos a su cargo, introvertidos o con temor al ridículo.
"Ahí aparece en escena la posibilidad de considerar las redes sociales, todo un mundo nuevo, con sus ventajas y desventajas, plagados de mitos, prejuicios y también de muchos temores. Creemos que en realidad lo que estamos viendo es la importante dificultad de las personas en conocer gente nueva, y nuevamente ante esta dificultad, o también podríamos decir surgimiento de la necesidad, se inserta un espacio virtual a medida".
Pero hay mil temores. La experiencia de Cecilia (33), docente, no fue la mejor. Recién divorciada, incluyó su perfil en Badoo. El nombre lo cambió, pero la foto era la misma de Facebook. La reconoció una prima, un conocido de su ex y un alumno de la Facultad. El temor al qué dirán —acá traducido como el "qué desesperada está esta mujer"— la hizo borrarse. En personalidades paranoicas, obsesivas o celosas, nada bueno puede resultar de estos boliches virtuales. No en vano, Pombo dice que aún en el acto tan simple de quedar online en estos sites, "se deberán trabajar aquellos temores más frecuentes relacionados con la exposición, el temor a ser reconocidos por gente de su entorno" y por el qué dirán. De todas formas, aclara, la experiencia proporciona mejores resultados y "el primer encuentro cara a cara será el que definirá si continuar con la relación o no y de qué forma".
Como sea, ¿se está viviendo una nueva era de la seducción, dependiente de que haya wifi disponible? Ya hay datos de la realidad dignos de ser atendidos: en Estados Unidos, un tercio de los matrimonios (35%) de la última década se conoció por Internet y, según la Academia Nacional de Ciencias de ese país, los vínculos suelen ser más duraderos. La popularidad de estos sitios refleja la satisfacción de sus usuarios, sobre todo tomando en cuenta lo que se busca: las personas suelen ir a esas citas ya encaminadas, luego de un proceso de "selección" rápido, hacia un objetivo (pareja, amistad, sexo).
Para Alvez, en cambio, más que seducción hay que hablar de trivialidad y rapidez: "Las relaciones sentimentales en esta modalidad pasan a ser relaciones de consumo también. Conozco a un número gigante de personas sin realmente conocer a nadie; a veces estas situaciones solamente alimentan la soledad en vez de calmar el vacío emocional". Por su parte, Bafico señala que esto no es más que otra faceta del cambio actual de paradigma: "Las personas se organizan y sustentan un lazo social donde nada es duradero —familia, trabajo, hogar—. Es lógico que la vida sexual también se vea afectada".
Pombo se pregunta si estos cambios en las relaciones humanas son consecuencia de la tecnología "o si esta supo detectar las crisis y los cambios en la forma de vincularnos, la tendencia a aislarnos, a no profundizar los vínculos, a no tomarnos el tiempo para compartir con el otro". Es fácil demonizar a la tecnología; es equivocado también. "Quizá lo que estemos observando es que estas nuevas relaciones digitales están cobrando espacio en tanto decaen las relaciones personales", concluye.en tiempos 2.0, Whatsapp, Tinder, Badoo,
SI SE QUIERE ALGO SERIO, OJO CON LA DESILUSIÓN
La psicóloga Mariana Alvez Guerra, directora del Centro Psicología Positiva Uruguay, no tiene una buena opinión de las apps pensadas para encuentros, como Badoo o Tinder, en las que uno sube sus fotos, sus perfiles, sus intereses y busca alguien que le resulte afín; al menos, si el involucrado quiere algo "serio". En caso contrario, relax.
"Si bien existen casos puntuales de personas que han encontrado parejas para comprometerse de verdad en estos sitios, en la amplia mayoría de los casos (estos lugares) son utilizados más que nada para concretar infidelidades o tener encuentros casuales. Muchas mujeres y algunos hombres también se sienten tremendamente decepcionados cuando concretan un encuentro y se dan cuenta que no se trataba de nada serio. La desventaja es la desilusión a la cual nos estaremos sometiendo de forma casi segura si se está buscando algo serio. En cambio, para aquellos quienes quieren divertirse de manera superficial, es una herramienta muy útil".
LAS REDES SOCIALES YA CAMBIARON HASTA LA FORMA DE SER NOVIOS*
Daniela Ramírez (25) se considera fanática de Facebook. Y a pesar de eso, durante los dos años de relación que tuvo con su novio anterior, ambos optaron por no tenerse como amigos en la red social. "Al principio sí estábamos en Facebook, pero eso nos trajo problemas y a los tres meses decidimos eliminarnos", cuenta ella. "Fue mucho mejor. Nosotros teníamos una relación sólida y estábamos bien, pero en las redes sociales se crean problemas por tonterías que se malinterpretan, como que otra persona publicó algo en tu muro o saliste en una foto al lado de otra persona que no es tu novio".
Una sabia decisión, ya que existen múltiples conflictos derivados del uso de redes sociales. "Y llegan hasta el punto de entrar con las claves del otro, espiar conversaciones por chat y otras conductas poco saludables que van destruyendo la confianza", explica Mónica López, psicóloga familiar y de parejas, y directora de Sanarte.cl, de Chile.
Para evitar malos ratos, la profesional recomienda conversar y llegar a acuerdos sobre cómo se va a proyectar la relación en las redes. "Por ejemplo, hablar sobre cuándo se va a publicar que estamos en una relación, qué tanto van a usar este medio para expresarse cariño y amor, si se pueden llamar gordita o si eso los avergonzará delante de otras personas; o si está o no permitido tener a ex parejas o agregar a desconocidos", ejemplifica.
Las relaciones son de a dos y no públicas y, por ende, hay que cuidar la sobreexposición, opina la psicóloga chilena Perla Sanhueza. "Tiene un lado positivo, compartir con muchas personas lo feliz que estás. Pero si después terminas o pasas por una crisis, vas a estar igual de expuesto". *El Mercurio/GDA