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El descanso que cansa

Las vacaciones son el momento más esperado del año para todos los miembros de la familia. Sin embargo, sea por la convivencia u otros conflictos, pueden resultar estresantes.- POR SOLEDAD GAGO

Llegó enero y con enero llegan, para muchas personas, las primeras vacaciones del año. Y, aunque sean un tiempo para el descanso de todos los miembros de la familia, muchas veces, suponen un momento en el que se generan roces entre ellos. Así, si no se organizan bien, pueden suponer un estrés que no estaba previsto en los planes.

Andrea (49) tiene cinco hijos: dos pares de mellizos y su hija mayor. Si bien disfrutan de las vacaciones en familia, cuando sus hijos eran chicos, los problemas empezaban antes que el descanso. A dónde ir y en qué ir (recién cuando sus hijos fueron grandes tuvieron una camioneta que les permitía viajar los siete juntos) eran los primeros. Una vez decidido el destino, encontrar una casa para siete personas era la cuestión. Después de encontrar la casa, que nunca era para siete, sino para cinco o seis, arrancaban las discusiones entre sus hijos: o uno dormía en el sillón o dos tenían que compartir la cama. Las peleas por los dormitorios empezaba un mes antes de las vacaciones y terminaban cuando llegaban a la casa, con dos de sus hijos enojados (por lo general eran los mellizos más chicos). El día que arrancaba el viaje, si bien Andrea siempre iba en ómnibus con alguno de los chicos, los que iban en auto se peleaban por dos cosas: ir en el asiento de adelante o poder viajar en alguna de las ventanillas. "Si se van a pelear todo el viaje doy vuelta", los retaba su padre, pero de poco servía. Cuando los lugares estaban distribuidos, empezaban las peleas por la música que iba a sonar en el viaje y cuando su padre se cansaba de escuchar Chiquititas o La Trampa, apagaba la radio. Pero no era suficiente. Los cuatro hermanos que iban en el auto armaban un coro por el resto del viaje.

Cuando llegaban a destino, había que procurar alguna excusa para explicarle al dueño de la casa que en realidad no eran cinco sino siete, pero que no se preocupara porque ellos se arreglaban. Y entonces sí, empezaban las vacaciones y con ellas las discusiones sobre qué actividad hacer primero. El mellizo más grande siempre quería buscar alguna pista de karting, el más chico, un parque acuático, y las tres nenas, la playa o las artesanías. "También son nuestras vacaciones", les decían a sus hijos, aunque al final terminaban decidiendo qué hacer procurando dejar felices a los cinco. Más allá de las diferencias, según Andrea son muy unidos y la pasan bien. Los "problemas", agrega, van cediendo en la misma medida en que sus hijos crecen. Al menos, ya no cantan más a coro durante los viajes.

"En general, la situación de convivencia con los chicos de vacaciones favorece mucho los desencuentros a diferentes niveles. Hay un nivel que tiene que ver con la educación de los chicos, con lo que se permite o no se permite en la puesta de límites durante las vacaciones", explica la psicóloga y psicopedagoga Galia Leibovici. "Quizás durante la semana en la rutina del año, las limitaciones ya están establecidas", agrega, pero cuando se van de vacaciones, hay nuevas normas que se disponen.

Según la psicóloga Mariana Álvez, "hay ciertos factores que podrían complicar las cosas, como por ejemplo, si son demasiados familiares quienes están compartiendo un espacio pequeño como una casa de alquiler". Esto es lo que le sucede a Julia (44). Su hermano tiene una casa en la playa y cuando llega el momento de las vacaciones, Julia y su familia lo visitan por unos días. "Lo amo con el alma y si hablamos de valores, nunca nos peleamos, pero en la chiquita, al cuarto día que estamos juntos nos sacamos chispas", dice y cuenta que su hermano es tan estricto que tiene un método para todo. "Hasta para colgar la ropa en el tendedero. Como no quiere que la ropa se vea desde el balcón, opto por el tendedero trasero, que también tiene un orden, porque no quiere que los vecinos lo vean", cuenta. Además tiene reglas para sacar la basura y lavar los platos. Si bien "no es nada grave", a Julia le cuesta no estresarse con los métodos de su hermano.

"Muchas veces las consultas a la vuelta de las vacaciones, donde nos encontramos con los chicos y con los papás, surgen a raíz de cosas que pasaron durante el descanso", sostiene Leibovici. Álvez afirma que "al ser todos distintos y de edades diferentes en una familia, es probable que ciertos conflictos generacionales afloren. Estar mucho tiempo con alguien puede ser el disparador de un problema, pero va a depender también de la calidad de las relaciones de esa familia".

Patricia (40) cree que el momento de las vacaciones está demasiado idealizado. "Para mí uno de los problemas es que hoy padres e hijos no estamos acostumbrados a convivir 24 horas siete días a la semana. Durante el año los padres pasamos trabajando todo el día y los chicos tienen mil actividades, a duras penas convivimos en el desayuno y la cena. Pero en las vacaciones estar todo el día juntos no es fácil". Y además, hay que lidiar con las aspiraciones y ansiedades de cada uno. La llegada playa, cuenta, es un caso emblemático: "Todavía no me saqué el vestido y mis hijos ya me están tironeando para que me meta al agua. Para ellos playa es sinónimo de bañarse en el mar, y para mí no. Entender eso les cuesta muchísimo. Siempre les digo: Mami no es muy acuática".

Álvez sostiene que no hay que perder de vista que las vacaciones se hicieron para descansar. "Cuando queremos seguir un ritmo alocado y hacer en 15 días todo lo que sentimos que no tuvimos tiempo de hacer durante el año, puede generarnos un problema". Por su parte, Leibovici cree que varios de los conflictos que pueden surgir, parten de aspectos que no se planificaron como se debería.

Eso le sucedió a Stephi (31), Sebastián (37) e Iván (34). Son hermanos y se llevan bien y aunque no recuerdan muchos conflictos durante sus vacaciones, aún tienen presente cuando su mamá, Cristina, alquiló una casa en Aguas Dulces. "No nos habían querido mostrar fotos y cuando llegamos la casa era cualquier cosa", recuerda Stephi. Como si eso fuera poco, los dueños se alojaban en la casa de al lado. Eran los tres adolescentes y, claro, salían a bailar. "Tampoco era que llegábamos tan tarde ni hacíamos mucho ruido. Llegábamos a las 3 o 4 de la mañana", cuenta Sebastián. Pero a los dueños de la casa no les parecía atinado que los hermanos salieran de noche y se lo hicieron saber a Cristina. "Estuvimos tres días, agarramos las cosas y nos fuimos a buscar otra casa", cuentan.

Aunque las vacaciones sean un tiempo para el descanso, es necesario "poner en palabras las cosas que significan disfrute para uno y para otro, cuando se trata de la pareja y también hacer intervenir al niño", afirma Leibovici. Así, planificar y organizar cada actividad que se vaya a realizar durante las vacaciones, teniendo en cuenta los intereses de toda la familia, parece ser la mejor forma de evitar que los conflictos opaquen el descanso.

Organizar el descanso para todos

"Existen personas que no saben qué hacer con su tiempo libre, están todo el año tan apresurados y estresados que cuando finalmente pueden relajarse no saben cómo reaccionar, esto puede ser un disparador de mal humor", explica la psicóloga Mariana Álvez. Por eso, lo ideal es planificar las actividades que se van a realizar durante las vacaciones, teniendo en cuenta las prioridades de todos los miembros de la familia, para no dejar lugar a imprevistos. La psicóloga y psicopedagoga Galia Leibovici afirma que los niños van a disfrutar "siempre y cuando el adulto haya podido planificar unas vacaciones en las que el centro sea la familia".

Sin embargo, más allá de la organización, Álvez sostiene que es necesario no perder de vista que las vacaciones son un tiempo para relajarse y que, por momentos, hay que permitirse "ser espontáneos y hasta perezosos".

Cuando los problemas existen

Paula tenía 10 años cuando se fue de vacaciones a Gramado y Canela con su familia. Ahora tiene 24 y todavía recuerda ese viaje al detalle. "Justo coincidía con el inicio de la crisis de 2002 acá y en mi familia las cosas venían más o menos", cuenta. Su madre le había pedido a su papá que revisara el auto y cuando llegaron a destino y quisieron prenderlo, no encendía. "Ella se bajó y arrancó caminando, enojada". En ese sentido, Álvez explica que si los problemas están presentes, se agudizan cuando las personas comparten más tiempo juntos.

Convivir por primera vez de a dos

Muchas parejas eligen las vacaciones para convivir por primera vez y eso, según Mariana Álvez, implica un desafío: suelen tener expectativas demasiado altas de cómo van a llevarse cuando estén solos y en libertad. "A veces todo es armonía. El problema surge cuando se dan cuenta de que son muy diferentes y que tienen ganas de hacer cosas que no encajan con el otro". Además, los problemas en una pareja pueden deberse a los niños y "a los desencuentros con respecto a ellos, a los límites de lo que se le va a permitir y lo que no", explica Galia Leibovici.

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